Hormigoneras que trabajan a todo ritmo y contra reloj, chatas que van y vienen con material, camiones, andamios, centenares de obreros en acción -entre ellos, buzos expertos en construcción submarina-, grúas, ruido de motores. El mar, la laguna y, a lo lejos, inconfundible, el campanario de la espectacular Basílica de San Marcos.
Hay que ponerse casco y chaleco fosforescente para visitar una de las islas artificiales levantadas al norte del Lido de Venecia, donde avanza a paso redoblado la construcción del Mose, la faraónica obra de ingeniería que salvará a Venecia de su hundimiento. ¿Cómo? A través de un sistema de barreras móviles que bloquearán el temible ingreso de agua en la famosa laguna.
Si bien para los miles de turistas que visitan la ciudad de las góndolas suele ser pintoresco en otoño o invierno recorrerla por pasarelas, el fenómeno del acqua alta, provocado por las mareas, amenaza a Venecia y a su invalorable patrimonio cultural. De hecho, estudios divulgados a principio de año señalan que la ciudad se hunde a una velocidad cinco veces mayor que la prevista.
«Respecto de principios del siglo XX, las ciudades de la laguna se han hundido 23 centímetros por el aumento del nivel de las aguas. Hoy más que nunca el territorio de la laguna está expuesto al riesgo de un evento catastrófico como el que hubo el 4 de noviembre de 1966, cuando una marea de 194 centímetros arrasó completamente Venecia, Chioggia y los centros urbanos del litoral y de las islas», dijo Elena Zambardi, del Consorzio Venezia Nuova, el grupo formado por 30 empresas italianas que ultima esta obra de ingeniería.
«Por eso y sin contar que las cosas empeorarán por el efecto invernadero, desde entonces se estudia un sistema para salvar a Venecia, que ha sido individuado en el Mose», agregó Zambardi.
El Mose -término que significa modulo sperimentale elettromeccanico, pero con el cual también se quiso jugar con la figura bíblica de Moisés- prevé cerrar la laguna de Venecia a través de cuatro barreras colocadas en los cuatro puntos clave, por los cuales las aguas del mar Adriático ingresan a la laguna.
Formadas por 78 compuertas o diques móviles, las barreras funcionarán cuando el acqua alta supere el nivel límite de 110 centímetros sobre el nivel del mar, bloqueando el ingreso de agua en la entrada de los puertos de Chioggia, de Malamocco y del Lido. Entonces, las 78 compuertas móviles o diques, ubicadas fuera de la vista, en el fondo del mar y en cajones de cemento armado, se elevarán a través de un mecanismo de agua y aire, cerrando la laguna, pero sin impedir el paso de naves o cruceros, que tendrán canales de navegación especiales.
«Aunque parece complicado, el funcionamiento es muy simple. Cuando no se usan, las compuertas, llenas de agua, se quedan en el fondo, invisibles, sin modificar el intercambio de las aguas del mar y las de la laguna. En caso de peligro, a través de aire comprimido, se vacía el agua y se las levanta hasta hacerlas emerger, bloqueando la marea que ingresa a la laguna», dijo el ingeniero Giulio de Polli, director de la barrera del Lido Norte, que tendrá 21 compuertas.
DEFENSA COSTERA
«Además de que vamos a salvar a Venecia, patrimonio de la humanidad, esto es una obra que jamás se hizo desde el punto de vista de la ingeniería. Si bien el concepto de defensa costera existe en todo el mundo, la novedad aquí es el contexto, una zona de 550 kilómetros cuadrados, y la complejidad», dijo Polli sin ocultar su orgullo.
La primera piedra del Mose fue colocada en 2003. Si bien se previó que la obra concluyera en 2013, el proyecto se demoró porque, debido a la crisis, el Estado financió con cuentagotas los 6300 millones de dólares del costo total.
Zambardi destacó que ya se aquietaron las polémicas desatadas al comienzo, cuando grupos ambientalistas denunciaron que la obra provocaría daños irreversibles en el equilibrio de la laguna. «Al contrario, se dieron cuenta de que, gracias a la obra y al margen de la construcción de las barreras móviles, se hicieron trabajos que reforzaron todo el litoral, que sufría una seria erosión», indicó.
En este sentido, si bien el objetivo del Mose es salvar a Venecia de la marea, también se piensa utilizar el sistema para mejorar el recambio del agua entre la laguna y el mar Adriático a través de la apertura y el cierre de las compuertas.
Bajo riesgo no sólo debido al acqua alta sino también, como se quejan los venecianos, por el masivo éxodo registrado en las últimas décadas (en el centro histórico residían 174.000 personas en 1951, contra 65.595 en 2001), también se espera que el Mose revitalice la ciudad, creando un nuevo polo científico que atraiga a jóvenes estudiantes de todo el mundo.
Fuente: La Nación