El interés por conseguir auto-fotos (selfies) que llamen la atención en las redes sociales hace que los viajeros tengan cada vez conductas más sorprendentes como dañar un lugar histórico y hasta poner en peligro su propia vida.
Según relata un artículo publicado por The New York Times, en marzo, dos mujeres de California fueron arrestadas en Roma bajo cargos de vandalismo tras grabar sus iniciales en una pared del Coliseo y tomar una foto. En mayo, dos turistas en Cremona, Italia, que se habían subido a una escultura de mármol de Hércules del siglo XVIII para retratarse, causaron la rotura de una corona de la obra de arte. Por otro lado, funcionarios malasios recientemente encarcelaron a cuatro turistas de Canadá, Países Bajos y Gran Bretaña durante tres días bajo cargos de indecencia pública luego de que tomaron fotografías de sí mismos, desnudos, en el Monte Kinabalu, en Borneo.
Así, los viajeros protagonizan una tendencia que los expertos describen como una epidemia de narcisismo e imprudencia.
Además, esta situación causa alerta porque algunos actos llegan a ser autodestructivos, como los famosos “balconazos”, en el que turistas ebrios saltan de balcón o balcón o se tiran de uno a la pileta del hotel, por ejemplo. También toman otros riesgos para tomar una simple “selfie”, lo que ya ha provocado muertes.
Ahora, los gobiernos de distintos países empezaron a tomar medidas para evitar estos comportamientos. De acuerdo al New York Times, el gobierno chino tomó el inusual paso este año de crear una lista negra para bloquear las visas de viaje para algunos de sus ciudadanos más conflictivos, entre ellos una pasajera que arrojó agua caliente a una azafata en una disputa sobre los asientos.