Servir puede ser vivido como un placer. Cuando alguien se brinda al otro por la satisfacción de hacerlo sentir cómodo, prestarle atención, escucharlo o hacerle un favor… y lo hace con la sonrisa amplia y sincera, la experiencia no es tan solo grata para el que recibe sino también para el que da.
Algunos lo entienden y viven en otro nivel, caminan con otro semblante, se desplazan de una manera distinta, descansan tranquilos.
El encontrarse con gente de ese tipo, en medio de la tarea, se vive como un refresco. El equipo de técnicos de Buenas Prácticas tiene el placer de decir gracias. Esas gracias que, al darlas, uno no sabe de que manera certificarlas para que estén aprobadas por todos los sellos de calidad que le den el valor más significativo.
Nuestra estadía en El Establo, en el marco de la segunda etapa del programa de aproximación a la calidad, ha sido la experiencia de encontrarse con la sonrisa amplia de María , Agustina, Mimi, Julio ,Marta y Sergio la sonrisa que se brinda desde aquellos que saben que, definitivamente, servir puede ser vivido como un placer.
Gracias, muchas gracias.