El trabajo móvil está cambiando la cultura laboral. Ahorra tiempo, reduce gastos y apuesta a la flexibilidad. Los dispositivos portátiles son sus mejores aliados.Es tendencia en el mundo y ya pisa fuerte en nuestro país
Es una modalidad que no sólo ahorra tiempo y gastos en traslados. Algunas empresas la utilizan como incentivo para el personal. Se trata del trabajo móvil, una tendencia que está modificando los hábitos del mundo laboral: ya no asistimos todos los días a una oficina fija, con escritorio y sillón más o menos confortable. Desde hace un tiempo, gracias a las nuevas tecnologías, la oficina viaja con uno en la laptop o el teléfono móvil.Y aquello que antes cargaba el disco rígido de una pesada máquina ahora está en la nube, como se llama al paraíso de Internet cuando se cruza la puerta de entrada del navegador.
Desde hace dos años, el 90% de los empleados de Nixe ( www.nixe.com ), una firma porteña de servicios tecnológicos, trabaja desde su casa. Del mismo modo lo hace Gustavo Gasparrini (46), fundador de la compañía. «Brindamos soporte y administración de sistemas operativos a empresas, una tarea que puede hacerse en forma remota. Por eso decidimos implementar el teletrabajo de manera optativa», cuenta. El único requisito es trabajar un año en la oficina, para recibir capacitación. Luego la firma provee a los empleados del equipamiento necesario (computadora y teléfonos IP -Internet protocol-), y se hace cargo de la conexión de banda ancha. «Hasta ahora, nadie rechazó la propuesta -dice Gasparrini-. A mí me costó más adaptarme, ya que vengo de una generación en la que el trabajo era sinónimo de ir a un lugar y cumplir un horario. Los más jóvenes toman de forma más natural el hecho de trabajar por objetivos y desde cualquier parte», confiesa.
A partir de la implementación del teletrabajo, no hay más llegadas tardes por piquetes y caos de tránsito, no hay casi ausentismo, y es un beneficio para quienes, por ejemplo, deciden trabajar desde su lugar de veraneo para extender las vacaciones.
En la Argentina hay actualmente 1,6 millones de teletrabajadores, y su número crece a un ritmo del 20% anual según un informe de la consultora Carrier y Asociados basado en proyecciones del Ministerio de Trabajo. «El 90% de quienes trabajan a distancia son autónomos o profesionales, y sólo un 10% lo hace manteniendo la relación de dependencia con la empresa», destaca Fabio Boggino, titular de la agencia Jobing ( www.jobing.com.ar ), especializada en implementación de teletrabajo y trabajo móvil en las organizaciones.
Desde 2008, una docena de empresas adhieren al Programa Piloto de Seguimiento y Promoción del Teletrabajo en Empresas Privadas (Propet), impulsado por el Ministerio de Trabajo (www.trabajo.gob.ar/teletrabajo ). Aquellas compañías que toman bajo esta modalidad a trabajadores mayores de 45 años tienen beneficios fiscales y una reducción del pago de los aportes patronales del 20%. Contra la creencia popular de que precariza las condiciones laborales, el teletrabajo implica continuar la relación de dependencia y contar con las mismas obligaciones y beneficios que los trabajadores presenciales.
Según Boggino, «el teletrabajo tiene múltiples ventajas para las personas, ya que les permite destinar el tiempo que antes se iba en traslados a sí mismos y a su familia, y el ahorro en viáticos y comidas fuera de casa les implica hasta un 20% de aumento relativo del salario». Las empresas también salen beneficiadas, ya que «incrementa la motivación y la productividad. Y permite ahorrar hasta el 64% sobre el costo anual de cada empleado por menor necesidad de metros cuadrados de oficinas, su mantenimiento e impuestos, menores gastos de librería, café y teléfonos», señala el consultor.
Sin embargo, existen barreras al teletrabajo, y son más de tipo cultural que tecnológico. Además de contar con cierta infraestructura (básicamente, computadoras con buena conexión a Internet y teléfonos móviles), su implementación requiere «dejar atrás la costumbre de controlar presencia y horarios para enfocarse en los objetivos cumplidos», destaca Boggino.
El mayor acceso a computadoras y conexiones de banda ancha en los hogares (pasaron de 130.000 en 2001 a 4,7 millones en 2010, según un informe de la consultora Prince & Cooke) genera nuevas oportunidades laborales. Cada vez más personas basan o completan sus ingresos a través de la venta de productos online. Según un estudio de The Nielsen Company para Mercadolibre, a fines de 2009 había más de 52.000 personas que obtenían la mayor parte de sus ingresos a través del comercio electrónico. Esta modalidad genera unos 18 mil nuevos puestos de trabajo cada año, muchos creados por los propios vendedores, ya que un 67% tiene al menos un colaborador.
Comerciantes online
La tecnología derriba barreras a la hora de emprender, sobre todo para sectores que suelen tener dificultades de empleo como los más jóvenes, las mujeres y los mayores de 45 o 50 años. Según datos de Nielsen, el comercio electrónico representa la principal fuente de ingresos para el 10% de los usuarios de entre 18 y 25; y hay una creciente proporción de mujeres que utiliza la venta online para complementar los ingresos de sus hogares.
En tanto, más de la mitad de los vendedores online (56%) son trabajadores híbridos. Es decir que mantienen su ocupación habitual y en el tiempo libre desarrollan un emprendimiento comercial propio en Internet. Graciela Imbrogno empezó de esta manera a vender fragancias y cosméticos bajo la marca Graines Perfumes. «Hace 2 años y medio me jubilé después de trabajar 35 años en un banco -cuenta- y me dediqué a full a mi nuevo negocio.» Hoy, Graciela es una de las vendedoras más reconocidas en el mundillo del e-commerce, que permite a los clientes otorgar puntaje y dejar comentarios luego de cada compra.
Al principio, el trabajo resultó más demandante que ir al banco. «Tenía que hacerme conocida, y trabajaba hasta cualquier hora y los fines de semana. Pero ahora me puse un horario y lo respeto a rajatabla. Armé mi oficina en el cuarto de uno de mis hijos, y el menor, que aún vive en casa, sabe que estoy, pero estoy trabajando», asegura.
«Después de tantos años de ir a una oficina disfruto mucho de poder trabajar en casa -dice Graciela-. No me siento aislada, al contrario, me contacto con un montón de gente de todo el país. Me envían mensajes por correo electrónico, por Facebook, en el chat o hablamos por teléfono. Descubrí un mundo nuevo y que sirvo para algo más que ser bancaria.»
Solos, pero acompañados
Artur Maklyarevsky (36) es ucraniano y lleva su oficina en su computadora portátil a todas partes. Es el creador de dos compañías: un sitio de Internet dedicado al arte urbano ( www.bulkka.com ) y una firma de servicios tecnológicos ( www.convertmyflash.com ) que convierte páginas Web armadas en flash al formato HTML, más amigable para la navegación móvil. Cuando está en Buenos Aires, Artur maneja sus emprendimientos desde algún cibercafé o desde Urban Station, estación de co-working -modalidad de trabajo en la que emprendedores de diferentes rubros comparten una oficina-, en el barrio de Palermo. «La ventaja es que no estás solo en tu casa. Tampoco se trata de ir a un café y tener que llevarte la laptop al baño para que no te roben, o que tus clientes te llamen y escuchen el ruido del bar. Podés trabajar en un lugar cómodo, seguro y junto a personas interesantes», dice el emprendedor.
A pocos metros de él, la porteña María Spitaleri (30) trabaja con su computadora portátil para una agencia internacional de branding que está por instalarse en el país. «Es un proyecto que se está armando, y trabajamos cinco personas desde la Argentina. En lugar de alquilar una oficina temporal, nos citamos en un bar o en una estación de co-working y así podemos interactuar en un ambiente cómodo y con la tecnología y conexión de Internet adecuadas», destaca.
«Combinamos la informalidad de un bar y la comodidad del hogar», dice Juan Pablo Russo, ex publicista y uno de los socios de Urban Station ( www.enjoyurbanstation.com ), junto a Marcelo Cora, Claudio Bisurgi y Florencia Faivich. «Todos venimos del ámbito corporativo y soñábamos con trabajar en un lugar como este, donde hay gente muy diversa, buena onda y mucha flexibilidad», completa Florencia. Hay quienes vienen por un par de horas y pagan como si fuera un ciber; otros alquilan su espacio por día, semana o mes. «Lo más interesante -apunta la emprendedora- son los mix que se arman cuando se ponen a hablar una wedding planner con un trader que opera en el mercado de futuros, un diseñador y una traductora, y a lo mejor de ese intercambio nace una amistad o un nuevo negocio.»
Un nuevo modelo, una nueva raza
Cada vez más, el trabajo a distancia se está transformando en móvil. Este cambio está creando una nueva raza de trabajadores y emprendedores nómades que organizan sus horarios, visitan clientes, proveedores y atienden consultas y llamadas en cualquier momento y lugar, desde un teléfono móvil o una computadora portátil.
Según un informe de The Economist, en Estados Unidos, uno de los mercados con mayor desarrollo de esta modalidad, «los trabajadores nómades están menos de la tercera parte del tiempo en las oficinas de la empresa, otro tercio de su tiempo trabajan en sus casas y el tercio restante, en cafés, bibliotecas o parques con acceso Wi-Fi».
Si bien el concepto de trabajo a distancia se popularizó en la década del 90 gracias a las tecnologías de comunicación fijas (teléfono, fax, PC de escritorio y conexión a Internet), el nuevo modelo de trabajo nómade es radicalmente diferente y requirió para su implementación el desarrollo de las tecnologías de comunicación móviles (telefonía celular, computadoras portátiles, conexiones de banda ancha móviles).
Mike Lazaridis, fundador de Research in Motion (RIM), la fabricante de Blackberry, afirma que este dispositivo contribuyó a la globalización, ya que «sacó a la gente de sus escritorios en el momento en que se comenzaban a demandar trabajadores disponibles durante las 24 horas».
A diferencia del trabajo a distancia, que mantiene a las personas ceñidas a un horario y lugar donde puedan ser ubicadas, el trabajo móvil las libera de esas ataduras, pero exige un cambio de mentalidad. El nuevo paradigma de trabajo se parece al de la universidad: el profesor asigna una tarea y una fecha de entrega, no importa en qué momento y lugar los alumnos la resuelven. Sin embargo, no todos los trabajadores quieren ni se sienten cómodos con las nuevas premisas. Uno de los principales peligros del trabajo móvil es el estrés, por la tendencia a estar conectado con el trabajo todo el tiempo.
James Katz, profesor de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey y jefe de un centro de investigaciones sobre el impacto social de las tecnologías móviles, afirma: «La movilidad del trabajo exige una nueva integración de las esferas productivas y sociales». El investigador señala que en la era de los agricultores y artesanos preindustriales, las personas no separaban el espacio físico del trabajo, la familia y el esparcimiento. Frecuentemente trabajaban en sus casas, junto a la familia, que era mucho más extensa que la actual. La era industrial, con la creación de máquinas y líneas de montaje, obligó a la separación de hogares y fábricas, y otro tanto ocurrió con las burocracias previas a esta era digital.
En la actualidad, en cambio, estas esferas vuelven a converger. La diferencia entre la integración de los espacios de trabajo y familia en la era preindustrial y en la época actual es que antiguamente la productividad personal tenía un límite. Hoy, la conectividad permanente brinda la falsa ilusión de que, con las nuevas tecnologías, siempre se puede lograr más productividad.
A pesar de sus fallas y sus puntos en contra, lo cierto es que la movilidad del trabajo ha llegado para quedarse. Las nuevas generaciones de nativos digitales tienden cada vez menos a afincarse en un lugar (sea una ciudad, un hogar, una pareja o un empleo), y su forma de vida se ha vuelto nómade.
¿Por qué aguantarse un congestionamiento de tráfico de una hora para llegar a una oficina si se puede trabajar desde casa, un bar o la playa? Con el advenimiento de la oficina sin papeles y las conexiones a Internet de alta velocidad, la información se ha vuelto ubicua, y hoy se puede trabajar virtualmente desde cualquier lugar.
Por María Gabriela Ensinck
revista@lanacion.com.ar
Para saber más www.trabajo.gob.ar/teletrabajo ; www.jobing.com.ar Oficinas a demanda y estaciones de teletrabajo www.enjoyurbanstation.com ; www.areatresworkplace.com
CONSEJOS PARA TRABAJAR EN CASA
1. Mantener separada el área de trabajo, independientemente del tamaño del hogar.
2. Fijar pautas claras que, preservando la armonía del espacio familiar, permitan desarrollar la actividad.
3. Establecer una lista de prioridades y objetivos para cumplir en el día, la semana y el mes, y ceñirse a ella.
4. Concentrar las reuniones, visitas a clientes, proveedores u otros en un mismo día.
5. Respetar el tiempo de trabajo: evitar la dispersión, ya sea con Internet o con llamadas personales. Esto implica también dar un término a la jornada laboral.
EMPLEO NOMADE En favor
- Se ahorran tiempos de traslado y costos de alquiler y servicios
- Se manejan los propios horarios
- Es una modalidad ideal para los que recién empiezan
En contra
- Requiere organización para no mezclar el trabajo con la vida familiar y las tareas domésticas
- Hay que establecer tiempos y pausas para evitar la autoexplotación laboral
- Se puede caer en el aislamiento
KIT BASICO DEL TRABAJADOR MOVIL
- Computadora portátil: notebooks, a partir de $ 3500, y netbooks, desde $ 2000
- Teléfono móvil con conexión a Internet: desde $ 1500, más $ 100 de abono
- Conexión de banda ancha: abono mensual desde $ 110
- Router inalámbrico para el hogar: desde $ 300
- Impresora multifunción (incluye copiadora y fax): desde $ 500