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Como mencionamos ayer, que un destino sea exitoso no significa que sea beneficioso para la comunidad local. La preocupación por el turismo de masas también es palpable en Barcelona. De hecho, una parte del sector turístico de la ciudad teme que se estén reproduciendo los factores de riesgo que la acercan a sufrir el llamado síndrome de Venecia: alta concentración de hoteles en el centro histórico, pérdida de habitantes en áreas sometidas a excesiva presión turística, alejamiento de otras actividades económicas e insatisfacción vecinal.

Durante el período 2008-2016 Barcelona habrá ganado 82 nuevos hoteles, que suman casi 8.000 habitaciones. En total Barcelona ya cuenta con 365 hoteles, con 34.450 habitaciones. Además, batió su récord de turistas con 7,57 millones de clientes alojados en hoteles en 2013, a los que cabe añadir los visitantes de día que llegan en cruceros, autocares, trenes de cercanías, etc.

El debate sobre el futuro turístico del destino catalán se ha intensificado a raíz de la emisión por YouTube de un documental independiente que refleja los efectos del turismo masivo sobre la ciudad, desde el punto de vista de los vecinos. El documental “Bye bye Barcelona”, obra del realizador Eduardo Chibás, muestra a lo largo de 54 minutos cómo el crecimiento turístico de los últimos 10 años ha transformado radicalmente zonas como Ciutat Vella, la Barceloneta, las Ramblas, los alrededores de la Sagrada Familia y el Parque Güell.

En dicho documental, los residentes de la ciudad explican el éxodo de otros vecinos que abandonan esos barrios, el encarecimiento de los alquileres, los cierres de comercios tradicionales y su sustitución por tiendas de souvenirs y bares de comida rápida, los colapsos circulatorios por taxis y autocares en determinados puntos, los ruidos, el botellón, el negocio de los pisos turísticos ilegales que degradan las fincas de vecinos, etc.

El pasado mes de junio, se habría alcanzado un acuerdo con el gobierno municipal para limitar la construcción de hoteles, tiendas de souvenirs y restaurantes en las Ramblas. A su vez, se elaborará un plan de usos de las Ramblas para liberar un poco el espacio y devolverlo a los vecinos.

Algunos afirman que Barcelona va camino de convertirse en un monocultivo turístico si no se paran las licencias de nuevos hoteles, se siguen realizando intervenciones urbanísticas más pensadas para el turismo que para la ciudadanía y se invierten pocos esfuerzos en acondicionar la ciudad para que crezcan empresas del sector creativo o del conocimiento.

Parece que la tensión entre vecinos y turismo masivo afecta la vida de los barrios. El éxodo de la población de las zonas más céntricas se debe a un crecimiento caótico de apartamentos turísticos y la desaparición de un tejido comercial del barrio. Y eso no es buen signo para la sostenibilidad del turismo ni para la calidad de vidad en la ciudad.

Barcelona podría tomar como ejemplo la redistribución de la oferta turística que aplicó Nueva York para que el impacto del turismo de masas no castigue determinados puntos turísticos.

Nueva York ha lanzado la campaña “Barrio x Barrio”, con acciones de promoción en taxis, paradas de bus, etc., que animan a los turistas a visitar los cinco distritos de la ciudad: el Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island.

La iniciativa Barrio x Barrio destaca lo económicas y accesibles que son estas comunidades, incluyendo áreas que han sido testigo de nuevos desarrollos hoteleros en los pasados años. Esta campaña está dirigida a visitantes repetidores y a neoyorquinos en busca de aventuras en su ciudad natal. El objetivo es poner de relieve la amplia oferta de los cinco barrios de Nueva York, animar a la exploración de zonas fuera de los tradicionales emplazamientos turísticos y generar actividad económica en los diferentes barrios presentados.

Cuando se cierre el año 2014, más de mil millones de turistas habrán viajado de un país a otro. Y hacia el año 2030, se registrarán 1.800 millones de llegadas internacionales, según la OMT. Los destinos turísticos exitosos deberán aprender a lidiar con el turismo de masas para preservar su encanto y la convivencia con su comunidad.

 

Fuente: Hosteltur