El comportamiento del poderoso mercado emisivo chino

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Hace un tiempo comentábamos que China está camino a convertirse en el cuarto mercado emisivo de turistas del mundo. Mientras los chinos se adaptan a viajar a otros países, el mundo debe acomodarse para recibirlos dada la diferencia cultural y además porque el gasto que hacen en el extranjero aumenta año tras año.

Es notable como el comportamiento de los turistas chinos está cambiando a medida que adquieren más experiencia en sus viajes. A su vez, con esta experiencia, empiezan a interesarse por destinos más exóticos, como Nueva Zelanda, el norte de Europa y América latina.

Las adaptación de los chinos a visitar otros países está siendo difícil. Incluso llegaron a ser excluidos de ciertas atracciones. El 3 de febrero se prohibió la entrada de turistas chinos al templo budista contemporáneo Wat Rong Khun (Tailandia), cuya remodelación fue diseñada y financiada en 1997 por el artista Chalermchai Lositpipat. Ese día, una mujer que integraba de un tour había defecado en un excusado decorativo estilo Marcel Duchamp, y arrojó el papel higiénico sucio a una fuente de agua. El templo tan sólo volvió a estar abierto al público chino cuando Lositpipat estableció que los guías de los grupos se harían responsables por limpiar o reparar cualquier daño ocasionado por los turistas.

En los principales destinos, parece haber una relación de amor y odio hacia los turistas chinos, cuya cantidad se multiplicó durante las últimas dos décadas. Según cifras de la Administración Nacional de Turismo de China (ANTC), en 1997 hubo 8,43 millones de chinos que viajaron al extranjero. Para 2012, la cifra escaló a 83,18 millones y en 2014 fueron unos 100 millones.

Este mes se volvió a batir el récord de la cantidad de chinos que viajaron al extranjero durante la temporada del Año Nuevo, entre el 15 y el 25 de febrero. Según la ANTC, este año hubo 5,18 millones de pasajeros, un aumento del 10% respecto a 2014.

Pero al tiempo que aumenta esta cantidad, se agrava la preocupación no sólo fuera de China, sino también dentro, por el comportamiento de algunos de sus turistasLa importancia de que China presente una buena imagen en el exterior se hizo tan apremiante que incluso el presidente Xi Jinping hizo un llamado para que los turistas mejoren su comportamiento.

La ANTC creó un sistema de «créditos», que establece que si no te comportás de acuerdo con las normas o leyes del lugar de destino, te incluyen en una especie de lista negra. Como castigo, se imponen limitaciones para viajar. Se dice que no se tolera el comportamiento de los chinos, pero al mismo tiempo se les da la bienvenida porque generan ganancias. El gasto de los turistas chinos en el extranjero, que aumentó 18% de 2013 a 2014, hasta 151.000 millones de dólares, motiva a muchos en la industria turística a ir más allá de una simple bienvenida.

En otros lugares también hubo cambios. En Los Ángeles, ya se ofrece un curso para gerentes de hotel destinado a facilitar la experiencia de los huéspedes chinos, y VisitBritain, la oficina de turismo británica, lanzó una campaña en las redes sociales WeChat y Weibo para que los usuarios les den nuevos nombres a las principales atracciones e íconos culturales, desde los Beatles (a los que llaman pi tou shi, o caballeros de pelo largo), hasta Stonehenge (ju shi zhen, grupos de grandes piedras).

Fuente: La Nación