Ayer en el artículo Gestión de la vida conectada mencionamos como los latinoamericanos buscan herramientas y soluciones prácticas para balancear su vida hiperconectada. Para ellos existen 3 factores que hay que considerar: el balance de la conexión (que desarrollamos ayer), la seguridad virtual, y la netiqueta 2.0.
Los consumidores de Latinoamérica tienen sus propias preocupaciones sobre la privacidad de sus datos. Aunque la preocupación por la divulgación de datos a marcas, hackers y gobiernos es una cuestión global, para algunos habitantes de América del Sur y Central atemorizados por gobiernos autoritarios que espían a sus propios ciudadanos, las preocupaciones sobre la seguridad y la privacidad de los datos son especialmente intensas. Los latinoamericanos desean protección: frente a los anunciantes que roban sus datos, frente a la intromisión del gobierno y frente a los criminales.
En Brasil, la proporción de residentes de São Paulo que no confían en la seguridad de sus datos personales saltó del 49% al 72% entre 2012 y 2013. El gobierno brasileño aprobó un marco de derechos civiles para internet.
Además, muchos son conscientes de los riesgos que el espacio online representa en los problemas de la región. Por ejemplo, la amenaza de bandas que localizan objetivos para sus secuestros examinando fotos publicadas en las redes sociales. En 2012, el 83% de los adultos en México reportaron haber sido víctimas de algún ciber-delito.
En Argentina, la Secretaría de Cultura de la Nación, auspicia una red social abierta a todas las expresiones culturales y sociales de habla hispana llamada Facepopular.
Por otro lado, el 84% de adolescentes latinoamericanos reconoce que conocen muy poco sus derechos y responsabilidades a la hora de usar de forma segura la tecnología de la información y la comunicación. Google América Latina junto con RedNATIC y Save the Children lanzaron la campaña Todo a un click para educar adolescentes sobre la tecnología.
En cuanto a la netiqueta 2.0, la hiperconectividad y la aparición de toda una serie de nuevas plataformas implican que se planteen nuevas cuestiones sobre el comportamiento (con respuestas específicas para cada región). Y ahora además existen cuestiones legales que deben tomarse en consideración (como por ejemplo el Marco Civil de Internet en Brasil que mencionamos anteriormente).
Peixe Morre Pela Boca es un sitio brasileño que enseña buenas maneras de comportamiento en las redes sociales. Otro ejemplo es American School Way, una escuela de inglés de Bogotá que creó una campaña cuyo lema es «cansados de concursos por likes», haciendo hincapié en los concursos que se desarrollan en redes sociales.
Se estima que los consumidores abrazarán aquellos dispositivos y redes sociales que incorporen (opcionalmente) gestión del comportamiento. Desde hogares inteligentes (jardines, autos y oficinas) hasta prendas para llevar, las posibilidades de recibir consejos sobre buenas maneras de parte de las nuevas plataformas de tecnología son inagotables.
Los consumidores desearán cada vez más gestionar su comportamiento online y en las redes sociales públicas, pero ¿qué sucede con los espacios online genuinamente privados? ¿Podría la libertad que brindan las efímeras aplicaciones de mensajería ir más allá? ¿Y qué sucede con el anonimato digital conforme las fronteras entre online y offline se vuelven cada vez más borrosas? Hay mucho espacio para que las marcas faciliten la vida a los padres a través de campañas o juegos que enseñen un comportamiento online seguro y responsable.
Fuente: Trendwatching